Mientras el Gobierno nacional sostiene
el ajuste como dogma, en los municipios se acumulan obras
inconclusas, vecinos esperando servicios básicos
y debates cada vez más cargados de tensión
política.
Desde diciembre de 2023, la política económica
del gobierno nacional dejó en claro una prioridad:
lograr el equilibrio fiscal a cualquier costo. La llamada
"motosierra" no fue una metáfora, sino
un giro concreto y abrupto que impactó de lleno
en uno de los motores históricos del desarrollo
territorial: la obra pública.
Según datos del Ministerio de Economía
y la Cámara Argentina de la Construcción,
más de 2.300 proyectos en todo el país fueron
paralizados. Solo 97 continúan activos. Y aunque
el discurso presidencial insiste en que el Estado no debe
hacer lo que puede hacer el mercado, las consecuencias
de esa doctrina se sienten en cloacas sin terminar, gasoductos
frenados, viviendas inconclusas y hospitales listos pero
vacíos.
En este marco, los municipios -independientemente
de su color político- se enfrentan al dilema de
suplir con fondos propios lo que antes era financiado
por Nación. Sin embargo, también se abre
un campo de tensión institucional: ¿cómo
gestionar lo que no se controla? ¿Cómo reclamar
sin quedar atrapado en la lógica electoral? ¿Y
cómo evitar que la discusión por derechos
básicos se transforme en una pulseada partidaria?
El caso del partido de Escobar refleja,
en escala local, esta disputa estructural entre lo fiscal
y lo social, entre la retórica del ajuste y las
necesidades concretas de los barrios.
Resumen
El gobierno nacional paralizó numerosas
obras públicas en Escobar como parte de una estrategia
de austeridad fiscal desde diciembre de 2023, suspendiendo
proyectos avanzados en agua, salud, gas y vivienda. El
municipio y el bloque de UP reclaman su reactivación,
enfrentando al bloque de LLA que apoyó la decisión
nacional. El cruce político mezcla gestión
estructural, urgencias comunales y clima electoral. El
desafío: equilibrar la necesidad de disciplina
fiscal con el impacto real en la infraestructura y el
bienestar local, evitando que el debate se convierta en
puro show político.
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