Hace veintisiete años, más
precisamente el 12 de abril de 1998, en la inmensidad de
la web se cargaban unos pocos documentos más. Un
menú principal llevaba a la historia de Escobar,
a sus atractivos turísticos y, por último,
a su ubicación geográfica.
Con el tiempo, esas páginas sueltas
fueron tomando cuerpo, forma e identidad. Fueron buscando
un sentido, un estilo propio, una mirada distinta. Y,
a pesar de todos los vaivenes, subsistieron.
Sin publicidad para sustentarse, sin banda
ancha para trabajar, y con los escasos recursos tecnológicos
al alcance de la mano, salimos a pelear el mercado digital.
Claro que, igualmente, esos recursos eran
muchos si los comparamos con la Léxicon 80, el
grabador a cinta y el plomo fundido con los que trabajábamos
allá por 1975, cuando comenzamos a contar las historias
de un Escobar que se debatía entre el polvo del
callejón y la promesa del pavimento.
El periodismo nació con propósito,
con mística, con identificación ideológica
o sentido comunitario. Cuando se pierde esa premisa, se
comienza a perder el rumbo. Y si se nace sin eso, es difícil
adquirirlo en el camino. Desde el primer día, tuvimos
claro que nuestra misión no era solo informar,
sino contar con un compromiso real hacia nuestra comunidad
y su historia.
Hoy, aquel chirrido del módem de
300k parece tan lejano que dudamos si alguna vez existió.
Ahora, múltiples ventanas nos permiten administrar
contenidos en tiempo real mientras escuchamos nuestra
FM preferida, todo por la misma conexión y sin
ocupar la línea telefónica.
En estas dos décadas y media, se
nos fueron muchas cosas queridas, y aprendimos a querer
otras nuevas, acompañando el fluir del tiempo.
Perdimos y ganamos. Pero, fundamentalmente, aprendimos.
Las emociones dejan huella. Por eso recordamos
mejor aquello que estuvo cargado de emociones verdaderas.
Así quedaron grabados para siempre los 24 de marzo,
los 2 de abril, los 10 de diciembre y, también
-entre muchos más y en menor medida- este humilde
pero para nosotros significativo 12 de abril.
Cada hecho nos recuerda que estamos acá,
ni más ni menos, para contar historias. Buenas
o malas. Historias que, de otra manera, se pierden o se
distorsionan con el tiempo. Creemos que estamos cumpliendo
medianamente nuestro objetivo.
En última instancia,
somos lo que podemos -o no podemos- contar. Por eso, quienes
nos siguen, quienes nos conocen, saben que, escondida
entre nuestras delirantes fantasías, siempre está
la verdad.
Solo hay que saber buscarla.
Y mientras celebramos estos 27 años
en la web, también comenzamos a mirar hacia otro
hito importante: este año se cumplen 50 años
desde aquel primer paso en el periodismo.
Pero esa, claro, es otra historia. Y tendrá su
propio momento para ser contada.
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