En la reunión realizada por el
15º aniversario de "El Sitio", el 26 de
abril de 2013 en el salón principal de la Hostería
Die Angel, su director, Jorge Carusso, hizo leer ante
los invitados un corto escrito que describe en forma detallada,
la filosofía y los principios que marcaron su trayectoria
desde el comienzo, mucho antes de la era digital.
En la narración se expone como nace la palabra
impresa y más precisamente que es lo que la impulsa.
En su periódico, allá por los 70, tenía
como lema: "La palabra impresa es un regalo de Dios
a los hombres libres". Supo afirmar en tiempos difíciles
que: "por más que imprimas muchas páginas
si no eres libre de poner en ellas lo que quieres, es
mejor que estén en blanco".
"El pasado no justifica el presente, pero este presente
estaría vació de entidad, sería una
fachada de cartón pintado si no fuera solventado
por un pasado digno".
Es sola una pequeña pieza literaria nada más.
Para los que no conocen la historia del periodismo gráfico
hasta puede ser didáctica, simpática, pero
en el fondo lo único que quiso resaltar su autor,
fue que el periodismo termina siendo una herramienta fundamental
para propagar ideas en tiempo de libertad.
En tiempos de autoritarismo debe
ser combativo y si no tiene la fuerza suficiente debe
guardarse a silencio y no caer en las manos del tirano.
El nacimiento de la Palabra
Impresa
"Federico (*) pone los pliegos
de a uno, con precisión de cirujano - ni antes,
ni después - las pinzas del tambor de la plana
se los lleva hacia adentro, con delicadeza, con respeto,
pero con firmeza y convicción. Nada de titubeos.
El papel blanco desaparece tragado por ese monstruo ruidoso
y amenazante. En sus entrañas, bañadas de
aceite y tinta late su corazón, una rama que se
desliza en forma horizontal esperando ansiosa.
Los tipos, levemente entintados, se
apoyan sobre la delgada capa de pasta de celulosa, con
la presión justa.
Luego de haberse despojado de la grasosa cubierta, con
el deber cumplido, se retiran para repetir el ciclo.
Parece mentira lo maravilloso que puede ser este simple
acto mecánico. Como esta pequeña acción
puede desencadenar sucesos de consecuencia impredecibles.
Que alguien pierda su vida como Tilo
Wenner, a que otro festeje un aniversario. Que una persona
consiga trabajo a que miles lo pierdan. Que alguien se
instruya a que otros muchos se embrutezcan con la basura
que leen. Que alguien se enriquezca obscenamente a que
otro se empobrezca dignamente.
Todo eso y mucho más, puede pasar con una simple
vuelta de tambor.
En la salida, estaba yo, con los brazos
abiertos y mis 22 años llenos de ilusiones. Esperando
el alumbramiento.
Aquello que nació como un simple impulso eléctrico
que se espacia por mi mente meced a la buena voluntad
de las aun sanas sinapsis, ahora sería compartido
y estaría a consideración de otros.
Ese simple papel blanco, comprimido entre el tambor y
la rama, había tomado entidad. Muy pocas cosas
superan la satisfacción de poder ver el pensamiento
escrito. Es ahí, en ese momento, que tomé
conciencia de la gran responsabilidad que tenía
con lo que estaba haciendo. No antes.
Cada vez que se me aflojan las piernas de cansancio, recuerdo
ese momento. Cada vez que quiero tirar todo porque no
me dan los números, recuerdo ese momento.
Cada vez que se me cruza por la cabeza que esta es una
batalla perdida, que la verdad va en contra del sistema,
que este es un negocio como cualquiera, recuerdo ese momento.
Cada vez que estoy a punto de ser abducido por el circo,
recuerdo ese momento.
Y es ahí cuando me refugio en el pasado. Vuelvo
a ese preciso instante en que vi por primera vez nacer
la Palabra Impresa, y redoblo la apuesta."
(*) Federico era el hermano de Tilo Wenner,
periodista escobarense desaparecido y asesinado durante
la última dictadura militar.
Nota relacionada: Día del
periodista 2024: De la tinta al bit El camino del hombre
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