Criado en una educación prusiana entre revoluciones, miedo y violencia me hice duro como la piedra y cuando me sentía amenazado solo admitía la premisa oriental de "la solución universal" que me daba tranquilidad ante lo inesperado.
Recuerdo vívidamente que cuando era pequeño, mi padre apenas escuchaba los comunicados de la junta militar salía desesperado a comprar kerosene, velas, aceite, fideos, harina, pilas y otras menudencias que le daban seguridad. ¿No creerán que el miedo es nuevo?

Así nuestra sociedad fue creciendo espasmódicamente entre libertad y autoritarismo pero sin poder tener la oportunidad de aglutinarse en un solo pensamiento colectivo - puedo recordar como hecho único la guerra por las Islas Malvinas-.

La literatura nos ilustró profusamente sobre conflictos entre supuestamente distintos que se mantuvieron a través de la historia. Blancos contra Negros. Indios Vs. Vaqueros. Yanquis contra Nazis. Sureños contra Norteños y así hasta el cansancio.

Luego vino H.G. Wells y nos trajo "La guerra de los mundos" y nos cambió el panorama. Fuimos nosotros todos, en conjunto como especie humana la que estaba siendo atacada por un enemigo externo.

Allá por los 74/75 entre la Juventud Peronista de Escobar (PJ) y los jóvenes del Rotary Club organizamos en el Centro Comunal (Hoy Polideportivo) un gran festival para el día del niño. A la cabeza de la primera agrupación estaba el capocomico local Raúl Larry Biaggioni y yo me encontraba entre los otros. Fue un éxito total.
Hace unos pocos meses recordábamos, juntos con Larry, ese acontecimiento con nostalgia. ¿Porque no pudimos evolucionar en esa línea y hoy solo nos mordemos la mano?

Actualmente es impensable que distintos realicen actividades en conjunto pensando en el bien común. Somos demasiado sectarios, egoístas y especuladores. Y lo peor que tenemos un pensamiento cortoplacista que no nos permite comenzar un proyecto que pueda terminar otro.

Ese contexto te moldea, te define y condiciona hasta que…

... la vida te pega en la cara.

Un día tuve que vivir una situación límite que sería larga de contar y que me puso a prueba sin previo aviso.

Cuando pensaba que estaba perdido, que no tenía un enemigo físico con quien descargarme, que la noche no terminaba nunca, que la solución universal no funcionaría porque mi puño no tenía un enemigo físico ante mí… mucha gente buena salió a darme una mano.

Aquel que yo nunca hubiera pensado, aquel por el cual no daba un peso, el menos esperado, el desconocido… el supuesto enemigo y muchos mas.
Y todo se hizo más fácil de superar… y como no podía ser de otra manera esa pequeña crisis me dejó una experiencia sin precedentes en mi vida.

En el film Campo de Sueños, el granjero Ray Kinsella (Kevin Costner) escucha una voz que le susurra desde el maizal: "Si lo construyes, él vendrá".

Empieza a trabajar que los demás saldrán del maizal a darte una mano.

Muchas veces las crisis transforman nuestro entorno obligándonos a realizar cambios profundos en nuestra manera de ver las cosas, nos pone a prueba y hasta nos da una oportunidad de crecimiento que si no fuera por la presión jamás tendríamos en cuenta.

Porque nos falto un enemigo común

Así como en la guerra de los mundos hoy el desafío es el enemigo invisible y se terminó el que nos salvamos solos, que no me gusta la cara del gobernante, que solo yo tengo la verdad y que se la arreglen…

Somos nosotros ahora los que tenemos que salir del maizal a dar una mano.
En última instancia, a corto o largo plazo, esto "también pasará" y está en nosotros que su transcurso por nuestras vidas sea lo menos traumático posible.

Cuando el agua se escurra quedara mucha basura que trajo la tempestad. Podremos ver aquellos que estuvieron a la altura de las circunstancias o los que especularon con la situación.

Cuando el sol vuelva a brillar… que lo hará, todos juntos y a la par deberemos limpiar las calles para que una nueva sociedad salga a la luz como lo hizo siempre desde tiempos inmemoriales y esto se capitalizará y será guardado en nuestro ADN como una marca para que podamos recordar cuando se nos dio una oportunidad de poder hacer algo por el otro.

Es hora de salir del maizal.