En el distrito de la Primera Sección
Electoral se generó revuelo en las filas de La
Libertad Avanza a raíz de una denuncia penal contra
un candidato a concejal. El dirigente, imputado por presunto
acoso sexual, presentó rápidamente su renuncia.
En Escobar, el caso tuvo fuerte repercusión
política. Sergio Roberto Álvarez, quien
integraba la lista local de La Libertad Avanza y se desempeñaba
como asesor del bloque en el Concejo Deliberante, fue
acusado de "acoso sexual de una menor de edad a través
de medios digitales con el objetivo de obtener material
sexual o lograr encuentros personales".
Fuentes judiciales confirmaron que personal
especializado en ciberdelitos realizó un allanamiento
en su domicilio de Maquinista Savio, en el marco de la
investigación.
Comunicado institucional
La presidenta del Concejo Deliberante
de Escobar informó que, tras mantener comunicación
con referentes de La Libertad Avanza en el distrito, se
aceptó la renuncia indeclinable e inmediata de
Álvarez a sus funciones como asesor.
En su declaración pública
sostuvo que "la honorabilidad de este Concejo Deliberante
está por encima de cualquier cargo" y aseguró
que el cuerpo se puso a disposición de la Justicia
"para colaborar en el esclarecimiento del hecho".
Respuesta de La Libertad
Avanza
A través de un comunicado oficial,
la fuerza política local informó que, "ante
la imputación judicial que pesa sobre Sergio Álvarez,
ha quedado apartado de manera inmediata de su candidatura
y de toda actividad vinculada a nuestro espacio".
Asimismo, expresaron que "rechazamos
de forma categórica cualquier tipo de acoso, violencia
o abuso, y expresamos nuestra solidaridad con la víctima
y su familia", al tiempo que remarcaron que el espacio
"no tolera conductas que contradigan los valores
de respeto, libertad y responsabilidad que defendemos".
Contexto y proyección
Más allá del caso puntual,
lo ocurrido vuelve a poner bajo la lupa a las fuerzas
políticas y a sus mecanismos de selección
de candidatos. Aún flotan en la memoria colectiva
episodios similares que, con distinto signo partidario,
terminaron en escándalos y renuncias.
Pareciera que, en estos tiempos, la sociedad
exige mayor transparencia y controles más rigurosos.
La presión ciudadana, amplificada por la tecnología
y el acceso inmediato a la información, coloca
a dirigentes y partidos bajo un escrutinio permanente.
Los cambios son lentos y desparejos, pero el sistema político
ya no puede moverse al margen de esa mirada atenta.
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