Estamos
encerrados, en un microclima de guerra, llenos de miedo
e incertidumbre y con un bombardeo de información
con terminología bélica que lo único
que termina haciendo es que nos aumente las probabilidades
de una muerte por un ataque a las coronarias antes que
por el coronavirus.
Entre todo eso nuestro aniversario pasa sin pena y sin
gloria, como muchas otras cosas que se licuan en la noticia
madre, que todo lo invade y se apodera de nuestras vidas
terminando por ser más fuerte y persistente que
el virus en si. No importa
ya tendremos tiempo para festejar.
Nos dicen que estamos librando una guerra pero será
así? O solo nos quieren aglutinar para que la arenga
sea más efectiva.
La épica gastada del enemigo exterior y el traidor
interior ya me tiene un poco, - como diría - aburrido.
Pero veamos si encontramos puntos comunes entre las guerras
y las peleas que libramos con enemigos que ni siquiera
saben que existimos y menos que los estamos batallando.
La guerra es el territorio de la vida y de la muerte,
el sendero hacia la supervivencia o la pérdida
del territorio. Por eso es imprescindible conducirla de
la mejor manera. Si no hacemos las cosas bien, si cometemos
errores garrafales, todos aquellos que fuimos parte de
ella seremos culpables de una u otra manera de perder
lo que más queremos.
Todos los días nos dan un parte de guerra. Mapa
del avance del enemigo, muertos, heridos y territorios
ganados. Todo eso nos remite a los centros de operaciones
donde los altos mandos movían con un puntero las
piezas en una maqueta del teatro de operaciones y fuera
de la carpa en una pizarra se ponía al final del
día un numero seguido de la palabra "killer".
Todos festejaban al ver 0K.
En las guerras pasan muchas cosas además de
lo relacionado con lo específicamente bélico.
Se realizan desarrollos que luego quedan para épocas
de paz. Se ponen al descubierto a los valientes, a los
cobardes, a los creativos y claro a los traidores que
se venden al enemigo.
Hoy vemos eso también en nuestra contienda. Todo
se pone a la vista. Desde los que están en la línea
del frente, peleando codo a codo, hasta los ignorantes
que le ponen cartelitos en el ascensor porque tienen miedo
al contagio. Desde el que nos junta la basura todos los
días hasta el tarado del surfista. Todo queda evidenciado.
Cada uno se pone en su lugar y es tiempo de reconocerlos.
Tenemos
los que se pusieron a hacer barbijos y los que aumentaron
el alcohol en gel. Los que cerraron los bancos dejando
los viejos afuera dos días y los voluntarios que
van a llevarle la comida a la casa. De todo eso somos
parte. Eso se ve en la guerra
Me contaba Don Ginno, un italiano que vivió
en una alcantarilla durante meses con su esposa y dos
hijas en la segunda guerra mundial, que de noche salía
a robar comida. Podía morir por una bomba o si
lo veía un soldado enemigo pero sino moría
él y los suyos de hambre. Eso es la guerra.
Por eso entiendo a los que rompen la cuarentena para ir
a trabajar pero no nos confundamos estamos en tiempos
de paz, esta guerra es solo un eufemismo. Acá nadie
puede morir de hambre en una alcantarilla y nadie debe
salir con el palo a cazar traidores como esos líderes
autoritarios que aprovechan la oportunidad para cercenar
libertades individuales - el húngaro Orban y el
egipcio Al Sisi entre otros -.
También hubo hermosas historias de amor, entre
los soldados heridos y sus enfermeras que los cuidaron
durante meses y luego escaparon a países neutrales
para comenzar una nueva vida. Y de cooperación
y creatividad, como ese pueblito italiano que termino
dinamitando el puente de acceso porque los aliados en
vuelos rasantes y mala puntería le pegaban a todo
menos al dichoso objetivo.
Sobre los campos de batalla, un avión pasaba con
un gran cartel con el logo de Ford flameando en su cola.
Le preguntan a Henry Ford porque desperdiciaba el dinero
haciendo eso y él le contesta: "la guerra
un día terminara y la gente necesitara autos".
La guerra tarde o temprano terminará, nosotros
saldremos de las trincheras y volveremos a nuestros roles
y en el camino hay que juntar los escombros, firmar un
tratado de paz, curar a los heridos y sobre todo reconstruir.
No se si esto de banalizar la guerra está bien,
mas poniéndome en el lugar del que vivía
en Hiroshima cuando tiraron la bomba. Lo que si seguro
que de esta batalla saldremos chamuscados y vestidos con
harapos, pero con una gran lección bajo el brazo
y con una gran historia que contar a los que vienen.
"Nono vos estuviste en la guerra del 2020?. Si!.
En que batallón?. Repartía para Globo".
Me imagino que ya nada será igual. Cuidaremos
y valoraremos lo poco o mucho que tenemos.
No mas derroche, los recursos son finitos y seguramente
lo más importante, me imagino que se nos habrá
grabado que las normas son para cumplirlas y hacerlas
cumplir. Si así lo hacemos nos irá mejor
tanto en la guerra como en la paz.
También
esa reconciliación con la tierra es algo que no
podemos dejar pasar por alto. En tan solo unos meses en
nuestra casa común se comenzaron a ver signos significativos
de mejoras en el medio ambiente. Los satélites
que la orbitan pueden ver como se despejaron las zonas
contaminadas por el smog, Los Himalayas son visibles en
india por primera vez en décadas gracias a la menor
polución y los animales se aventuraron a los territorios
que una vez fue de ellos.
Y todo esto nos encuentra cumpliendo 22 años desde
que comenzamos allá por 1998. Sin publicidad para
sustentarse, sin banda ancha para trabajar y con los pocos
recursos tecnológicos al alcance de la mano salimos
a pelear el mercado.
Claro que igualmente eran demasiados si lo comparábamos
con la Léxicon 80, el grabador a cinta y el plomo
fundido con que contábamos más atrás,
en 1975, cuando comenzamos a contar las historias de un
Escobar que se debatía entre la tierra o el asfalto.
Hoy parece tan lejano el chirrido del moden de 300k que
dudamos si alguna vez pudo existir. Ahora, múltiples
ventanas nos permiten administrar contenidos a tiempo
real mientras escuchamos nuestra FM preferida, todo por
la misma conexión y sin ocupar la línea
telefónica. En estas dos décadas, se nos fueron muchas cosas
queridas y aprendimos a querer otras nuevas, acompañando
el fluir del tiempo.
Recordamos mejor los momentos que se asociaron con fuertes
emociones. Así quedaron grabados para siempre los
24 de marzo, los 2 de abril, los 10 de diciembre y también
entre muchos más y en menor medida este humilde,
pero para nosotros significativo 12 de abril. Y ahora
el 2020 de la Pandemia.
Cuidate. No Salgas. Nosotros te
contamos lo que pasa, lo más ecuánime posible,
como lo hicimos siempre. En tiempos de guerra y en tiempos
de paz. Con o sin aliados. Con más o menos tropa.
Con pocas o muchas municiones.
Pero siempre con el mismo objetivo, en el mismo bando,
levantando la misma bandera y fundamentalmente con la
convicción que estamos haciendo lo correcto.
DECLARADO: de
interés Municipal - dec. 462/99 - de interés Legislativo
- Resolución 1728/19 - (c) Hecho el deposito que establece la
ley Nº 11723 - RNPI Nº 915167 / 2011
- Ver. 3.0- 2019