Jorge no es un hombre, aunque tiene nombre
de humano. Es una tortuga marina que pasó cuatro
décadas en cautiverio hasta que, finalmente, volvió
al mar. La Prefectura Naval Argentina protagonizó
este viernes un operativo de esos que no suelen figurar
en las crónicas diarias: la liberación de
un ser que pesaba casi 100 kilos y merecía otra
vida.
El animal, de unos 60 años, fue
hallado por pescadores en Bahía Blanca en 1984.
Desde entonces, su derrotero incluyó un ex acuario
municipal en Mendoza y una larga estadía en el
Centro de Rehabilitación de Fauna Marina del Aquarium
de Mar del Plata.
Tras un proceso de recuperación
y evaluación biológica, Jorge fue embarcado
en el Guardacostas GC-72 "Buenos Aires", rumbo
a su destino final: 10 millas náuticas mar adentro,
donde lo esperaba la inmensidad.
El despliegue no escatimó recursos:
grúa hidráulica, caja especialmente diseñada
y nadadores de rescate para asegurar que todo saliera
bien. Y salió. Jorge fue liberado con un rastreador
satelital, que ahora permitirá seguir sus movimientos
y aprender más sobre su especie, la caretta caretta.
Más allá
de la anécdota, el gesto deja un mensaje claro:
proteger la vida marina no se trata solo de discursos.
A veces, basta con soltar una tortuga.
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