NdeR
"Hace
126 años que desapareció del mundo de los vivos
en Boulogne Sur Mer el primero de nuestros próceres
y el más encumbrado de nuestros libertadores, Don José
de San Martín"
A
43 años de un aniversario que me duele recordar
El día que me golpean
por San Martín
17
de agosto de 2019
por @jorgecarusso
El
24 de marzo de 1976 me agarra en plena virulencia periodística.
Iba y venía al taller de Tilo Wenner con el
plomo de las linotipias bajo el brazo. Escasa experiencia
y poca cintura para el manejo del poder y lo peor de todo,
con la soberbia de la juventud, -incluida de origen-
que nada malo nos puede pasar.
Pasado el primer susto cuando me tengo que presentar el
25 con todo lo escrito hasta el momento en la comisaria
1ra de Escobar, las cosas parecían moderarse. Es
más, hasta me atrevería a decir que el trato
hacia mí se notaba correcto, cordial y educado.
Paradójicamente, con ellos tuve mi primera pauta
publicitaria que me alcanzaba para los gastos de impresión
y que mantuve ininterrumpidamente por décadas hasta
unos meses antes de terminar la gestión de Sandro
Guzmán.
Dicen que la mafia, después de darte una paliza,
te ponía plata en el bolsillo para que puedas ir
al médico. Solo lo dicen.
En Escobar los militares no sabían a quien poner,
motivo por lo cual Fernando A. Valle - Ex intendente
1975/76- gobernó hasta 40 días después
de producido el golpe. Un acto reprochable como el haber
destituido, junto a sus compañeros, al intendente
Burgueño.
Alejandro del Carmen Burgueño, elegido democráticamente
en 1973, fue destituido a los pocos meses de asumir. Luego
de su muerte la justicia determinó que no estaba
involucrado con el hecho denunciado.
Pasados los 40 días mencionados y gracias a la influencia
del cura párroco de la parroquia de Belén
que les dio una terna para elegir, los militares colocan
a José María Casanova en el sillón
de Lambertuchi y asume el 3 de Mayo de 1976 al puesto de
intendente municipal por orden de la junta Militar hasta
1981 para ser reemplazado por Humberto Juan Príncipe
hasta la llegada de la democracia.
El 17 de agosto de 1976 cae martes. Se hace un acto en la
plaza de Belén y en él dirige unas palabras
el multifuncionario Saúl Olivera.
Al igual que hoy, escribo dos notas, una cubriendo el acto
protocolar y otra -que quizás debió ser
mi primer editorial de San Martín- que pasó
sin penas y sin glorias porque solo era un recontó
histórico al estilo maestra de primaria.
Pongo el editorial en la página 3 y la crónica
del acto en la tapa. Hasta aquí todo bien, pero se
me ocurre hacerle un copete a esta última. |
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Algunos
la cuentan sin haberla vivido y otros muchos que la vivieron
no se atreven a contarla |
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"Hace
126 años que desapareció del mundo de los
vivos en Boulogne Sur Mer el primero de nuestros próceres
y el más encumbrado de nuestros libertadores,
Don José de San Martín" digo sin dudarlo.
Pasan los días -recordemos que son los tiempos
de los 70 donde tenemos que componer linotipía, hacer
clises, corregir e imprimir en una plana manual, guillotinar,
doblar y repartir - y finalmente salgo a la calle el
lunes 30.
En cuanto llega un ejemplar al municipio, me llaman para
que me presente con urgencia en el despacho del intendente.
Fui pero el intendente no estaba, en reemplazo había
un uniformado corpulento con casco de guerra y actitud desafiante.
"Vos escribiste esta basura" me dice a
los gritos y gesticulando en demasía.
Tardé en reaccionar no por desafiar a mi crítico
literario sino por total desconocimiento. Era mi bautismo
de fuego, por primera vez mi pluma se enfrentaba a la espada
de la ignorancia.
"Pendejo pelotudo
cuando decís el más
encumbrado de nuestros libertadores a que te referís,
quienes son los otros, Rosas, Perón, algún
comunista?"
A esta altura la situación se me había ido
de las manos, trate de balbucear algunas justificaciones
pero la embarre y vino el golpe.
"Udes. Pudren la mente de los jóvenes con
estas porquerías que escriben" grita descontrolado
y le dice al colimba que me lleve a la salita de primeros
auxilios que estaba pegado al municipio. Paradójicamente
el lugar donde nací.
Me recibe el administrador con el cual habíamos entablado
un cierto grado de amistad. Un militar retirado con una
vida dura. Su único hijo se mato en un accidente.
No parecía mal tipo. Creo que se llamaba Menéndez.
Me hizo atender y hablamos mucho. En realidad hablo él.
Me dio lo que hoy llamaríamos Tips que me permitirían
sobrevivir en tiempos "verdaderamente" difíciles.
Y me sirvieron.
Hoy valoro la posibilidad que tenemos de expresar nuestras
ideas, desde la mediocridad hasta la iluminación,
porque se lo que es no poder hacerlo y se a donde nos lleva
Aunque
era de día, se vivía una noche densa y oscura
que ocupaba todos los espacios de la vida. El exterior
y el interior. Tanto de la vivienda como del cuerpo.
Algunos la cuentan sin haberla vivido y otros muchos que
la vivieron no se atreven a contarla
Muchas cosas se me perdieron o se escondieron como forma
de protección y otras no las pondere debidamente
hasta décadas después.
El autoritarismo no es de derecha ni de izquierda,
ni civil ni militar. Se enmascara en distintos envoltorios.
Puede ser cálido como el agua tibia donde nada
la rana, pero cuando lo crea conveniente y para proteger
sus espurios intereses, sabrá avivar el fuego de
tal manera que ya no se nos hará posible escapar.
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