Desde
Adecra -la Asociación de Clínicas, Sanatorios
y Hospitales Privados de la República Argentina-
y Cedim -la Cámara de Entidades de Diagnóstico
y Tratamiento Ambulatorio- repudiamos enfáticamente
las declaraciones oficiales de ayer, de público
conocimiento, sobre el sistema de salud, que no sólo
fueron sorpresivas sino que lastiman a este sector, que
atiende a más del 70% de la población y
que se puso al servicio de la atención por Covid,
adecuando estructuras y protocolos y coordinando esfuerzos
con el Gobierno desde que comenzó la pandemia.
Al
inicio de la pandemia, acompañando las medidas
propuestas por las autoridades sanitarias nacionales,
asignamos casi absolutamente los recursos humanos y de
infraestructura de nuestras instituciones para hacer frente
a la primera ola. Con el trabajo operativo de los directores
Médicos a la cabeza de los comités de crisis
de cada institución, se asignaron recursos, se
limitó el acceso a servicios que no revistieran
urgencia o riesgo vital, y se acordó con las autoridades
ejecutivas de cada centro de salud la asignación
de espacios y circuitos de pacientes, para generar ambientes
seguros, tanto para el equipo de salud como para todos
los pacientes, con los adecuados protocolos sanitarios.
Fue
el propio Gobierno, a través del Ministerio de
Salud, quien autorizó a nuestro sector, en octubre
de 2020 a atender consultas y cirugías programadas.
En
nuestro país, mueren cada año 100.000 personas
por enfermedades cardiovasculares y 30.000 por cáncer.
Sumadas ambas, el doble de muertes de las que produjo
la pandemia hasta ahora. Pretender que neguemos la atención
para que las camas se destinen exclusivamente a los pacientes
con Covid denota un profundo desconocimiento sobre la
salud pública. No podemos dejar de atender a quien
lo necesita, aunque no tenga Covid.
Las
cirugías programadas involucran tratamiento del
cáncer, afecciones cardiacas, traumatológicas,
el dolor y la gineco obstetricia, entre otras. Muchas
de ellas ya fueron diferidas durante meses. Hechas a tiempo,
no ocupan las camas de terapia intensiva, que son el recurso
crítico y escaso al final del camino de la Covid.
Los
que nunca pudieron resguardarse en su casa, los que se
contagiaron trabajando, los que hicieron turnos reforzados
dado que el número de terapistas, enfermeras y
kinesiólogos no alcanza para esta catástrofe,
los que recibían de la gente cálidos aplausos,
los que apretaron los dientes para sobreponerse al miedo
y seguir poniendo el pecho, ahora reciben frases peyorativas.
Nos
consta el esfuerzo y el trabajo que realiza, en todos
los sentidos, el Gobierno nacional para enfrentar esta
dura pandemia, pero no es menor al esfuerzo que encaramos
los prestadores de salud privada, aún en la drástica
crisis económica que golpea a nuestro sector.
NO
ESTAMOS RELAJADOS. Por el contrario, estamos alerta,
atentos y preparados, luego de más de un año
de experiencia en el tratamiento de esta pandemia.
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