Los
castillos se protegen fuertemente porque en el interior
se encuentran las riquezas del reino y principalmente...
los que ostentan la autoridad y su grupo de cortesanos
de turno.
En los alrededores se arma un caserío pobre que
vive del derrame. Bueno el derrame suele ser las aguas
servidas y los objetos de descarte que los poderosos no
necesitan más. También habitan los extramuros
camuflados de aldeanos que esperan la alternancia del
poder. Estos acumulan recursos de todo tipo para la contienda
con los intramuros - en menor magnitud que los que
están adentro que manejan la caja de los tributos
y otras cosillas - que tienen todo bien cerrado con
llave para que nadie entre. Solo abren la puerta de vez
en cuando para expulsar un indeseable o tirar un cadáver
político, pero nadie en su sano juicio se jubila
y vuelve al caserío. Es más, si fuera posible,
quisieran expirar disfrutando los dulces placeres del
poder y no el amargo caviar del exilio.
Pero... ¿porque los que están afuera tienen
tanto interés en entrar... y lo que es mas intrigante...
porque los que están adentro se aferran tan fuerte
a la silla del poder?
Según ambos, para cuidar el caserío.
Y si me equivoco, algo muy probable... ¿porqué
los resultados son tan funestos, tan paupérrimos
a pesar de todo el maquillaje con que es embadurnado por
los intervinientes para que su mediocridad no sea puesta
en evidencia?
Me resulta difícil entender como hacen para
pensar en nuestro bienestar aumentando el caserío.
Ah, claro, el caserío es la razon de sus vidas.
Los intramuros y su contracara son una extraña
mezcla de ideologías, apetencias y objetivos que
va desde convertidos por dinero a residuales de otras
gestiones, pasando por Only-teory que en su vida administraron
un pelotero o leyeron un libro.
Ya que somos los que, "en teoría", tenemos
el poder de los egresos e ingresos del castillo deberíamos
ser más cuidadosos con las credenciales. No basta
con que promocionen, tienen que rendir examen y aprobar,
porque de lo contrario el año que viene estaríamos
despotricando en cuanta reunión participemos de
lo mal que nos gobiernan.
Y
en última instancia, de una u otra manera, para
bien o para mal, por acción o por omisión,
nosotros somos en parte socios en esta contienda. Lo único
que nos confunde es que en el reparto de las ganancias
no estamos presentes. Pero ojo que en el momento de perder...perdemos
todos.
Cuando se derrumben
los muros del castillo dará lo mismo de que lado
estábamos cuando comenzó la batalla.
El caos será tan grande que no se podrá
identificar los bandos intervinientes, el adentro y el
afuera y menos que menos habrá manera de no dañar
los inocentes que quedaron metidos en el conflicto.
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