El analista y especialista en campañas
políticas, Carlos Fara, solía decir que
el político es como un recipiente vacío
que se llena con lo que la opinión pública
(la doxa) quiere escuchar. Este fenómeno, potenciado
con métricas y masticado por la inteligencia artificial,
nos acerca a una realidad que se asemeja, en ocasiones,
a la verdadera realidad.
Recuerdo a los ancianos, en sus divagaciones de domingo,
afirmar: "Este país nunca ha tenido una guerra"...
y la tuvimos. También sostenían: "Aquí
nunca hemos pasado hambre", mientras ahora estamos
rascando el fondo de la olla. Con la política,
nos enfrentamos a un posible fin de época para
este sistema. Algunos actores escuchan el viento y actúan
rápidamente, mientras que para otros solo queda
un cambio de piel para seguir en carrera.
En la 3ra. Sesión Ordinaria del HCD de Escobar
del año actual, el flamante concejal del oficialismo
y presidente de bancada, Javier Rehl, realizó una
serie de afirmaciones que, en un recinto desacostumbrado
al debate desde hace tiempo, sonaron desconcertantes.
El experimentado político buscaba a toda costa
que dos legisladores cambiaran su voto de "abstención"
a "afirmativo", a sabiendas que ello no cambiaría
nada, ya que el expediente sería aprobado de todos
modos.
Con una actitud que va más allá de un análisis
técnico o legislativo, la intervención de
Rehl desconcierta por el despropósito de su reproche
fundamentalista: "nosotros estamos haciendo historia",
"les doy la oportunidad de retractarse", "...
reflexionen", "esto llegó para quedarse".
El portavoz oficialista agrega: "no vamos a tolerar
que digan que las UGC(s) son unidades básicas rentadas
por el Estado". Nadie había afirmado tal cosa,
y como dice el refrán: "no aclares que oscurece".
Puede que esto sea un capricho político de la oposición,
puede que sea necesario darle más relevancia a
las UGC, y puede que Rehl tenga razón en todo,
pero
siempre hay un "pero": Nos encontramos
en un lugar donde se debe garantizar el debate, y, les
guste o no, puede que no todos estén de acuerdo
con el pensamiento único. De eso se trata.
A veces, los líderes de un espacio ideológico
adoptan un enfoque pragmático que los lleva a tomar
decisiones que podrían no alinearse perfectamente
con su ideología. Esto puede implicar la adopción
de políticas o discursos que se asocian más
comúnmente con el extremo opuesto del espectro
político. Cuando se enfrentan a una oposición
obstinada, ya sea política o periodística,
pueden adoptar un tono más autoritario en un intento
de consolidar su posición y contrarrestar las críticas
de sus oponentes. No es más que una necesidad política
de demostrar a la tropa que aún estan al frente
del cañón.
La actual coyuntura política y social nos está
empujando hacia una situación inédita, donde
diferentes actores y espacios deberán improvisar
y desplegar todo su arsenal para no desaparecer de la
escena definitivamente. Cuando el animal político
cambia de piel, queda vulnerable al ataque de los depredadores,
y es en esa ventana de tiempo donde veremos a muchas presas
y muchos depredadores intercambiando roles y haciendo
un gran esfuerzo por subsistir. Cambiar de piel no es
del todo difícil, algunos lo han hecho con éxito,
pero hacerlo con elegancia, sutileza e inteligencia es
solo para unos pocos "animales", ya que el éxito
radica en que nadie note la mutación para evitar
ser ingerido.
Es importante analizar el contexto
específico en el que se producen estos discursos
o acciones para comprender completamente sus motivaciones
y consecuencias. En este caso particular, puede deberse
al fin de una época, a un cambio de piel o, lo
más probable, simplemente a pirotecnia verbal.
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