Introducción
La
historia la escriben los ganadores y la difunden los que
fabrican los manuales de los colegios.
Pastelitos, escarapelas, paraguas y una pintura en acuarela
del cabildo en la tapa de la revista Billiken quizás
no es el fiel reflejo de los que pasó en esos turbulentos
días de la semana de mayo de 1810. Hubo pasajes
oscuros y secretos que nadie contó de la génesis
de esta comarca que aún busca su identidad definitiva.
Aunque todos teníamos como cierto que la conspiración
se gestó en la Jabonería
de Vieytes, estudios recientes, avalados por
un viejo plano de loteo encontrado por un peluquero aficionado
al revisionismo histórico, confirman que todo nació
indefectiblemente unas cuadras antes... en la mismísima
Almacén de Ramos Generales "Demarco"
donde un grupo de orilleros de conurbano profundo se juntaron
con el único propósito de destronar el Virrey
e instaurar un gobierno nacional y popular.
Fue
en sus fondos donde los primeros revolucionarios prepararon
el gran golpe que terminaría con los años
de tiranía del Virrey, que amparado por el Rey
Abelardo I, gobernó
esta comarca a su gusto y placer.
Pero
la tarea no iba a ser fácil... hasta parecía
imposible, quizás... titánica.
La
gente agrietada evidenciaba el desconcierto generalizado.
El baño de sangre era casi inevitable y el Virrey
hasta parecía gozar con ello.
Por
la ruta de las carretas, hoy la repavimentada Avda San
Martín, venía del fuerte un carruaje con
provisiones (en físico) y correspondencia para
la comarca.
Dentro
de las cosas que traía en su carga, estaba un sobre
lacrado con instrucciones del gran maestre.
Ingresó
por el bulevar hasta la esquina del ombú, tomo
el camino al río y paró en la herrería
de Laita para reparar una rueda.
Para
el atardecer del 22 de mayo, animales y conductores por
igual reposaban sus cansados cuerpos debajo de los árboles
del viejo y emblemático almacén.
La
reunión
La
Cacatúa, recostada sobre la balanza de bronce,
vociferó como lo haría cualquier bicho enojado.
"Si
para las últimas horas de este día no resolvemos
la cuestión que nos ocupa, yo, personalmente, iré
a la búsqueda del Virrey y en nombre del insipiente
partido he de tomar las acciones que los tiempos exigen."
Pero
hay cuestiones que no deberíamos tomar a la ligera.
El pueblo es soberano con su voto. -expresó la
Calandria Bardera
-
El
voto todavía no se invento, nosotros somos el huevo
del cual nacerá la gallina, además si de
algo estoy seguro es que solo una rienda conduce una carreta,
de lo contrario no va a ningún lado. - Retrucó
el pájaro incoloro -
Una
gata negra miraba la escena con fascinación mientras
giraba la lengua en derredor de su boca.
El
manifiesto oficial fue leído pero la discusión
no cesaba. En eso y sin mediar palabra, la Cacatúa
desenfundó su trabuco y ante los atónitos
ojos de los presentes disparó a centímetros
de la cabeza de la gata que se aprestaba a saltar.
Y
el Silencio se hizo y el hábil bicho habló:
"Volar
a la esfera de la alta y digna protección de V.
E. los pensamientos de este Plan, en cumplimiento de la
honorable comisión con que me ha honrado, si no
es ambición del deseo, es a lo menos un reconocimiento
de gratitud a la Patria; ella solamente es el objeto que
debe ocupar las ideas de todo buen ciudadano, cuya sagrada
causa es la que me ha estimulado a sacrificar mis conocimientos
en obsequio de su libertad, y desempeño de mi encargo.."
"Los
cimientos de una nueva república nunca se han cimentado
sino con el rigor y el castigo, mezclado con la sangre
derramada de todos aquellos miembros que pudieran impedir
sus progresos; pudiera citar los principios de la política
y resultados que consiguieron los principales maestros
de las revoluciones, que omito el hacerlo por ser notorias
sus historias y por no diferir algunas reflexiones que
se me ofrecen acerca de la justicia de nuestra causa,
de la confianza que debemos tener en realizar nuestra
obra, de la conducta que nos es más propicia observar,
como igualmente de las demás máximas que
podrán garantizar nuestros emprendimientos".
Que
le pasa a este? - comenta en voz baja un pelado con un
matafuego en la mano-
Es
que mientras esperaba que llegaran los demás estuvo
en la pulpería dándole a la ginebra. - Aclara
un hornero colado en el evento-
Yo
ya pague al virrey por los derechos del puerto y me los
quieren cobrar de nuevo. Dice un canoso de anteojos gruesos
rodeado de paisanitas jóvenes.
Doña
tapia dejo dos plazas y se afanaron una, desapareció,
donde la tienen secuestrada, grita un borracho tirado
entre las bolsas de carbón.
Un
doble agente escuchaba atento. Su accionar seria fundamental
para instaurar el nuevo régimen y derrotar al Virrey.
El
Nefilim lega tarde, seguro y con cara de ungido.
En una mano la bolsa, en la otra el relato y bajo su brazo
un palo son los recursos enviados por el fuerte para tomar
la comarca.
El pacto se cerró y la revolución se dio.
El Virrey cedió y la comarca cambio de tirano.
La toma
Llegó
el 25 y todos los habitantes de la aldea estaban en la
calle. El Nefilim sobre
un pony azul repartía una rara escarapela con una
flor en el centro. La banda tocaba algo que llamaban himno,
Cuchi Cuchi vestida de paisanita, con trenzas y todo,
repartía pastelitos y una guardia de honor compuesta
por cien ciegos dispara sus fusiles al cielo.
Un
líder de comerciantes, un amigo del vigilante de
la esquina, un ex bombero y un tiendero de la calle Real
están, con volante en mano, incitando al transeúnte
a unirse a la insipiente revolución que se avecina.
Una
bella jovencita de doble apellido repartía La
Gaceta de Eskobar, donde la nueva verdad tomaba
forma de letras de molde y la necesidad de transmitirla
se hacia imprescindible.
Los
insurgentes irrumpieron en el cabildo y con el pretexto
de ser los portadores del mandato popular enarbolaron
un nuevo emblema, desterraron al Virrey e instalaron una
nueva autoridad basada en el relato único y fundacional.
Fue
así que Her Gus, erguido en un palo de la plaza,
leyó al pueblo el primer manifiesto revolucionario...
mientras los tordos y los horneros se retiraban decepcionados
del lugar.
Pasados
dos años refrendaron la precaria legalidad del
gobierno en un plebiscito ciudadano.
Y
a pesar de todo... la patria chica subsistió.
Epilogo
Basado
en este poder inestable y una escasa representación
las bases revolucionarias no terminan de integrarse y
desde el fondo del caldero del descontento, burbujean
gestos de disconformidad que ni dos siglos pudo apaciguar.
Los
partidarios del virrey lejos de resignarse a la ocupación
se replegaron en la margen este del Rió Luxan y
los revolucionarios los terrenos opuestos. Con el pasar
del tiempo los oportunistas vieron que era negocio viajar
por el centro del rió pero la sociedad dijo: "los
tibios serán vomitados y
los vomitó".
Dicen
los viejos lugareños que aún hoy, en noches
de bruma y vísperas de la revolución, puede
verse el fantasma del Virrey reclamando su territorio
ante la mirada aterrada de los desprevenidos jugadores
de golf de los countries de la zona.
"Si
los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos,
si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo
que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las
antiguas, y después de vacilar algún tiempo
entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra
suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía".
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